Razones para salir del sector privado

El verano trae consigo una situación muy distintiva en las empresas, como lo es la elección de las vacaciones. En algunas empresas hay competiciones para determinar quien elige primero las vacaciones de verano, y aunque sea cómodo a veces es el método más justo. Recuerdo hace años que en una empresa de publicidad se organizaba un concurso que consistía en crear un anuncio publicitario (que no se emitiría) con la temática de elegir vacaciones, y el más original ganaba el derecho a elegir vacaciones.

A pesar de que centrarse en este aspecto sería algo de lo que podríamos hablar largo y tendido, vamos a ir un paso más allá, y vamos a hablar de otra situación que se da en nuestras cabezas (cuando por ejemplo no podemos elegir vacaciones), y es plantearnos estudiar una oposición.

En el artículo de hoy vamos a ver los principales motivos por los cuales merece la penaplantearse estudiar una oposición. Y os adelantamos que puede que estemos ante las fechas con mayor oferta de empleo público, lo que es aliciente de sobra para retomar el estudio.

Si esto es algo que te planteas seriamente, acude a las academias de preparadores repartidas en tu ciudad. Una de las mejores academias de oposiciones Valladolid es Preparadores Valladolid, especializada en cursos de preparación para el cuerpo de maestros, PES, FP e inspección educativa.

Las ventajas del funcionariado

La seguridad es sin lugar a duda la mayor ventaja, y todo el mundo lo sable, ser funcionario es un empleo estable. Mes tras mes recibes tu salario y dos meses al año una paga “extra” (dependiendo de la comunidad y de la crisis).  Si lo deseas puedes seguir trabajando en la función pública hasta tu jubilación.  Los casos de reducción de plantilla o de despidos que ocurren en el sector privado son aquí inexistentes.  La posibilidad de que te abran expediente disciplinario es muy remota.

Una de las características de la estabilidad es la capacidad para cumplir a rajatabla los convenios laborales. Y en este sentido, y más ahora que es verano, las vacaciones se convierten en vacaciones reales. Si estás en la Administración al mes de vacaciones, días de Navidad y días de Semana Santa hay que añadirles seis días de asuntos propios llamados así por el ministro que reconoció este derecho.

Y vamos a hablar de un cliché como es el desayuno del funcionario. En épocas de menos trabajo, los 20 minutos de desayuno asignados a los funcionarios de la Administración, no son, por regla general, respetados estrictamente. En algunas ocasiones habrás experimentado un parón del espacio-tiempo al ver que el funcionario de turno estaba más de cuarenta minutos desayunando.

Y es que el horario se respeta en el sector público, ya que en el sector privado hacer las ocho horas exactas puede llegar a ser algo de mal gusto. Si eres funcionario normalmente entras a tu hora (o incluso después), y sales tras ocho horas trabajadas. Aunque siempre hay alguna excepción, como puede ser las guardias en las profesiones relacionadas con Justicia.

Otro aspecto que se respeta mucho es el de los derechos laborales. Jubilación, cotización en la Seguridad Social, igualdad salarial para hombres y mujeres, flexibilidad en el vestir etc. etc. son incuestionables en el sector público. No siempre así en el privado, que suele ser más “pirata”. Como se puede deducir, el control al que estás sometido es mucho menor en el sector público, ya que en el ámbito privado el jefe mete presión para aumentar la productividad.

De esta forma, nos encontramos que Algo que en la empresa privada puede ser feroz, en el sector público, en cambio se da muy poco.  Los funcionarios no están tanto por competir como por llevar una vida relajada.  Las posibilidades de promoción en la pública son además limitadas y esto es lo que más contribuye a bajar el nivel de ambición.

En último lugar vamos a hablar del estrés, ya que uno de los motivos por el que una persona es por la carga de trabajo que se tiene en el sector privado. Esto no quiere decir que en el sector público no ocurra, pero si pasa con menor frecuencia o menor intensidad, algo que siempre se valora.

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