¿Qué es la endodoncia?

La endodoncia es una las técnicas de odontología más utilizadas. Su objetivo es salvar la pieza dental del paciente, picada generalmente por la evolución de una caries. Te explicamos en este artículo cómo se lleva a cabo y abordamos algunos mitos y realidades.

Según La Vanguardia, el 95% de los españoles mayores de 35 años tienen caries. Los datos provienen de un estudio publicado por el Consejo General de Dentistas. La caries es una enfermedad silenciosa. Va perforando el diente poco a poco. Por lo general solo nos percatamos de su existencia cuando ha taladrado la dentina y accede a la pulpa. La parte interior del diente por la que discurren las terminaciones nerviosas y los capilares sanguíneos. Es entonces, cuando sentimos ese intenso dolor de muelas.

En esos momentos, el dentista para salvar la muela procede a la endodoncia. Lo que popularmente se llama matar el nervio. Que no es otra cosa que sustraer toda la pulpa de la pieza dañada, cubrir la cavidad con un material biocompatible y sellarlo el extremo con una resina. Lo que llamamos empaste.

Cuando pasamos por estos momentos tan incómodos, lo que queremos es que el dentista actúe rápido y que el empaste que nos ponga sea duradero. Es lo que nos comenta Leonor, una señora de León que tiene varias muelas empastadas, y que siempre que ha sufrido dolor en los dientes ha recurrido a la clínica del Doctor Víctor del Canto, un odontólogo que tiene su clínica en el centro de la ciudad y que es especialista en este tipo de intervenciones.

El dolor de muelas es como una alarma que nos indica que debemos actuar con rapidez para salvar el diente.

¿Qué es la endodoncia?

El blog de la aseguradora Mapfre dice que la endodoncia es un tratamiento que se lleva a cabo en el interior de la raíz del diente. Donde está ubicada la pulpa dental. Se accede a ella abriendo una cavidad que atraviesa el esmalte y la dentina hasta llegar a la cámara pulpar. El hueco abierto permite visualizar la entrada de los conductos en cada una de las raíces.

El diente consta de varias partes fundamentales que están directamente relacionadas con la endodoncia. La corona es la parte visible del diente, que sobresale de las encías, mientras que la raíz se encuentra debajo de estas y está anclada en el hueso alveolar. En el interior del diente se encuentra la pulpa dental, que contiene los vasos sanguíneos, los nervios y el tejido conectivo. La pulpa es vital durante el desarrollo del diente, pero una vez que el diente ha madurado completamente, puede ser removida sin afectar su función.

Cuando la pulpa dental se ve comprometida debido a una caries profunda, una fractura dental, un traumatismo o una infección bacteriana, puede producirse dolor intenso, sensibilidad, hinchazón y la formación de un absceso dental. La endodoncia se realiza para eliminar la pulpa dental infectada, limpiar y desinfectar los conductos radiculares y sellarlos herméticamente.

Antes de realizar el tratamiento, se lleva a cabo un diagnóstico previo para evaluar la salud del diente y determinar la necesidad de efectuar la endodoncia. El dentista realizará un examen clínico y puede solicitar radiografías para obtener una visión más precisa del estado de la pulpa. Esto permitirá identificar el problema y planificar el tratamiento de manera adecuada.

La endodoncia es un tratamiento dental que tiene como objetivo principal salvar el diente dañado. Se parte en todo momento de que el diente original es el elemento que mejor puede cumplir su función en la boca. Por tanto, si se puede evitar, no se extraerá la pieza dental y se procederá a su restauración.

Con la endodoncia también se frena la acción en seco de la caries sobre ese diente. Cosa que si no se hace así, cuando el dolor se pase, la caries continuará actuando y podrá producir situaciones aún más complicadas.

¿Cómo se realiza?

La endodoncia se aplica mediante un proceso cuidadoso y preciso para tratar de preservar el diente afectado. Se lleva a cabo a través de una serie de pasos, que abordan la causa subyacente del dolor, restaurando la salud y la funcionalidad del diente. Estos son los 5 pasos que sigue el dentista para efectuar este tratamiento:

  1. Anestesia local y preparación del área: El primer paso consiste en adormecer el área alrededor del diente afectado mediante la aplicación de anestesia local. Esto garantiza que el paciente esté cómodo durante el procedimiento. Una vez que el área está insensibilizada, se coloca un campo de protección para mantener el sitio estéril y evitar la contaminación.
  1. Acceso a la cavidad pulpar: El siguiente paso implica crear un acceso al sistema de conductos radiculares del diente. Esto se logra mediante la eliminación cuidadosa del tejido cariado. A través de este acceso, el dentista puede llegar a la pulpa y los conductos radiculares.
  2. Eliminación de la pulpa dental: Una vez que se ha obtenido acceso a la pulpa dental, se procede a la eliminación de la pulpa infectada o inflamada. Utilizando instrumentos especializados. El dentista retira cuidadosamente la pulpa y limpia los conductos radiculares. Durante este proceso, se eliminan los tejidos dañados, los residuos y las bacterias presentes en los conductos.
  3. Obturación y sellado: Después de limpiar los conductos radiculares, se lleva a cabo la etapa de obturación. Se utiliza un material específico, generalmente un cono de guta-percha, que se coloca en los conductos radiculares para sellarlos herméticamente. Esto evita la reinfección y el acceso de bacterias al interior del diente. Además, se utiliza un sellador dental para asegurar una obturación completa y evitar fugas.
  4. Reconstrucción del diente: Una vez que los conductos radiculares están sellados, se procede a la reconstrucción del diente tratado. En algunos casos, se puede requerir la colocación de una corona dental para fortalecer y proteger el diente. La corona proporciona una estructura resistente que restaura la funcionalidad y la apariencia estética del diente.

Cuidados posteriores.

En las primeras horas, después de la endodoncia, es normal sentir cierta sensibilidad y molestias leves en el área tratada. Esto se debe a la inflamación y a la manipulación de los tejidos durante el procedimiento. Para controlar el dolor, se pueden tomar analgésicos recomendados por el dentista, siguiendo las indicaciones y dosis adecuadas.

Es importante tener en cuenta que el diente tratado puede presentar una ligera sensibilidad al frío o al calor durante los primeros días o semanas posteriores al tratamiento. Esta sensibilidad generalmente disminuye a medida que el tejido se regenera y el diente se estabiliza.

Durante los primeros días debemos mantener una higiene bucal rigurosa, para evitar que las bacterias se depositen sobre el empaste y conseguir una adecuada cicatrización. Se recomienda enjuagarse la boca con agua tibia y salina para mantener una correcta limpieza en la zona.

Se aconseja evitar los alimentos duros, pegajosos y difíciles de masticar, para evitar de este modo que se rompa el empaste. Aunque el empaste seca rápido, tardará días en endurecerse. Debemos procurar las mejores condiciones para que esto se produzca.

Por eso, intentaremos no morder o masticar fuerte en la zona del diente restaurado. Masticando principalmente por el otro lado de la boca. Protegiendo la zona en la que se ha hecho la intervención.

Si el dentista lo considera oportuno, podrá programar citas posteriores para supervisar la recuperación del diente y detectar cualquier problema temprano que pudiera surgir.

Mitos y realidades de la endodoncia.

La endodoncia es un procedimiento que, a menudo, se ve envuelto en mitos y malentendidos. Estos mitos pueden generar preocupación en las personas que requieren este tratamiento. Para aclarar la situación vamos a examinar los mitos más comunes:

  1. La endodoncia es dolorosa: En realidad, la endodoncia se realiza bajo anestesia local, lo que significa que el paciente no debería sentir dolor durante el procedimiento. Los avances en técnicas y medicamentos han mejorado significativamente la comodidad del paciente durante y después del tratamiento.
  1. La endodoncia no es efectiva y no vale la pena: La endodoncia es una opción efectiva para salvar un diente dañado. En muchos casos, este procedimiento permite preservar el diente natural, evitando así la necesidad de extraerlo y reemplazarlo con una prótesis dental.
  2. La endodoncia debilita el diente: La endodoncia, en sí misma, no debilita el diente. El objetivo es eliminar la infección y preservar la estructura dental restante. En algunos casos, puede ser necesario colocar una corona dental sobre el diente tratado para proporcionar una mayor protección, pero esto es porque la infección previa ha sido bastante devastadora.
  3. La endodoncia solo se realiza cuando hay dolor: Si bien el dolor puede ser un síntoma que anuncia un problema en la pulpa dental, no siempre está presente. En algunos casos, la infección puede estar presente sin causar molestias significativas. Por lo tanto, es importante no esperar a que aparezca el dolor para buscar atención dental, ya que un diagnóstico temprano evita complicaciones futuras.
  4. La endodoncia causa enfermedades sistémicas: No hay evidencia científica que respalde la afirmación de que la endodoncia causa enfermedades sistémicas. Este mito se basa en investigaciones desacreditadas del pasado. La endodoncia es un procedimiento seguro que se realiza con todas las garantías clínicas.

La endodoncia es uno de los tratamientos de odontología más utilizados. Tiene una importancia clave para asegurar la salud y operatividad de nuestra boca.