A la gente le gusta nadar. Tanto que se inscribe en piscinas cubiertas para seguir haciéndolo en invierno. El mantenimiento de estas instalaciones es una tarea compleja que implica una gran responsabilidad. Igual que son un centro de deporte y ocio, pueden ser fuente de infecciones, si no se cuida la higiene. Veremos los riesgos que entrañan las piscinas cubiertas y en qué consiste un correcto mantenimiento para minimizarlos.
La natación es uno de los deportes más completos que existen. Como nos dicen en Salud + Deporte, su práctica habitual tiene beneficios para el cuerpo a medio y largo plazo. Produce un bajo impacto en los huesos y articulaciones. En el agua, el cuerpo pesa menos y recibe menos daños.
Se aumenta la elasticidad y flexibilidad. Al nadar utilizamos los músculos del tren superior y del inferior, así como la cabeza y el tronco. Se desarrolla sobre todo los músculos de la espalda, por lo que es recomendable para personas que sufren de lumbalgia o problemas de cadera.
Combate enfermedades crónicas como la diabetes, el asma o el colesterol. Al ser un ejercicio aeróbico de baja intensidad, pero que practicamos durante espacios prolongados de tiempo, ayuda a rebajar los niveles de colesterol y glucosa en sangre.
Mejora el sistema respiratorio y la capacidad pulmonar. Mientras nadamos, debemos sincronizar la respiración con los movimientos dentro del agua. En determinados estilos, tenemos la cabeza sumergida durante un tiempo para propulsarnos mejor, pero debemos atender la entrada de aire para no asfixiarnos. Con la natación, mejoramos el consumo de oxígeno hasta en un 10%. El corazón desarrolla una mayor capacidad para bombear la sangre. Desarrollamos una mayor resistencia cardiorrespiratoria.
El agua es un atractivo para los niños. Disfrutan chapoteando y nadando. Aparte del objetivo de aprender a nadar, que se lo plantean todos, dentro del agua mejoran la coordinación y la psicomotricidad, jugando en un ambiente divertido.
Riesgos de una piscina.
Aparte del lógico riesgo de ahogo, la piscina debe ser un lugar higiénico, ya que el agua es medio natural de hongos y microorganismos. Según el Consejo General de Farmacia, el agua de las piscinas debe tener propiedades micro-bióticas similares al agua de beber. La contaminación de patógenos proviene del uso de los bañistas. Según la revista Apoteka, estas son las infecciones más frecuentes que se dan en las piscinas:
- Otitis. Es una infección bacteriana que se produce en el interior del oído. Al bucear o meter la cabeza dentro del agua mientras nadamos, nuestro oído se somete a unos niveles de humedad que favorece el crecimiento la flora bacteriana. La otitis puede aparecer tanto al nadar en ríos y lagos como en piscinas, ya que el agua clorada reseca la pared de los oídos. Los síntomas de la otitis: dolor de oído, zumbidos, sensación de oído tapado; suelen aparecer a los pocos días del baño. Es necesario tratarla, puesto que en algunos casos puede convertirse en crónica.
- Pie de atleta. Es una descamación suave del pie. Su agravamiento produce inflamación y mal olor. Se produce por una hiperhidratación de la zona. Puede aparecer por la utilización de calzado sintético no transpirable que hacen que el pie permanezca en una situación continua de humedad. Es una infección contagiosa, el ambiente húmedo de las piscinas favorece la transmisión.
- Dermatitis alérgicas. El cloro puede producir alergia en la piel. Sucede en aquellas personas que pasan mucho tiempo en la piscina. La dermatitis se caracteriza porque se sonrojan ciertas áreas del cuerpo, picor y, a veces, aumento de la temperatura de la zona afectada.
- Conjuntivitis. Bucear con los ojos abiertos dentro de una piscina puede producir conjuntivitis. Una infección de la mucosa que recubre los ojos y los párpados. El cloro contiene sustancias nocivas para los ojos y podrían irritarlos. Evitarlo es tan sencillo como utilizar gafas de natación en la piscina. Su curación se basa en extremar la limpieza del ojo por medio de suero y toallitas.
- Hongos. Suelen ser verrugas plantares o infecciones producidas por el virus del papiloma humano. Son molestas y dolorosas al andar. El ambiente húmedo de las piscinas crean un entorno favorable para su contagio.
- Cistitis. La humedad de la ropa de baño hace que proliferen las bacterias, y esta pueden afectar a la zona íntima de las mujeres, en concreto a su tracto urinario, produciendo dolor al orinar y un molesto picor vaginal.
Mantenimiento de piscina.
La piscina es un ambiente controlado. Por los riesgos que hemos visto que entraña, requiere de una maquinaria y productos químicos específicos. Por ejemplo, el agua de la piscina está filtrándose continuamente. Como nos explican en Mantenimiento Piscinas Madrid, del mantenimiento debe encargarse personal técnico cualificado. Que tenga la titulación específica y que conozca el funcionamiento de las máquinas y los productos que se utilizan.
Una piscina cubierta requiere menos mantenimiento que una piscina al aire libre, pero es más cualificado. Para mantener la cubierta hay que seguir las instrucciones del fabricante. Es necesario que se instalen humidificadores, sobre todo si la piscina está climatizada. De no utilizarlos, favorece la aparición de moho y la cubierta se desgasta por la acción del vapor de agua.
Al estar cubierta se reduce la actividad de los limpia-fondos, no tenemos que limpiar el agua de suciedad flotante, se reducen las horas de la bomba de filtrado y se utilizan menos productos químicos.
El encargado del mantenimiento se encargará de controlar y corregir el pH del agua. Este debe encontrarse siempre entre 7,2 y 7,6. No mantener un pH neutro implica una mayor irritación en los ojos y en la piel de los bañistas.
Deberá controlar el nivel de cloro. El cloro es necesario para evitar infecciones. Siempre hay que ajustarlo a niveles óptimos, este depende de las dimensiones de la piscina y del uso que se le da. Es importante añadir cloro periódicamente, como mínimo una vez por semana.
El técnico de mantenimiento deberá preocuparse de limpiar el agua turbia. Si se le da mucho uso a la piscina, es frecuente que el agua se ensucie con facilidad. El agua turbia también se puede producir por un pH inadecuado o por falta de filtración. El agua de la piscina se debe filtrar entre 6 y 8 horas al día, dividido en distintos periodos.
Otro de los problemas que pueden aparecer son las pérdidas de agua. El técnico debe saber detectarlas y adoptar medidas para resolverlo.
En una piscina funcionan bombas de agua, sistemas de filtrado, iluminación, etc. En polideportivos y algunas piscinas cubiertas, las máquinas están protegidas en el sótano en una sala de máquinas. El técnico de mantenimiento debe tener conocimientos de mecánica para resolver averías que se pudieran producir.
La limpieza.
Por la afluencia de público y por el ambiente húmedo de la piscina, que favorece la concentración de hongos y bacterias y la transmisión de infecciones, la piscina debe mantenerse limpia y desinfectada. Igual que sucede con cualquier entorno higiénico, los servicios de limpieza limpian todas las instalaciones varias veces al día.
La piscina, normalmente instala un área de vestuarios dotados de taquillas. La ropa de la calle no debe entrar en contacto con la de la piscina, a fin de evitar contaminaciones.
Para mantener un entorno higiénico es necesaria la colaboración de los usuarios. Los bañistas deben ducharse antes y después de acceder al baño. Deben ir provistos de gafas de natación y gorro de baño para no ensuciar la piscina, y deben llevar chanclas y toallas limpias de uso personal.
El socorrista.
El socorrista es una medida de seguridad obligada por la ley. Toda piscina de 200 a 500 metros cuadrados necesita un socorrista. Si supera los 500 metros necesita 2. Se obliga a tener un socorrista adicional por cada 500 metros cuadrados. Una piscina olímpica que tiene 1250 metros cuadrados y 2 metros de profundidad debe contar con 3 socorristas.
Es tan importante esta medida que en Cataluña obligan a los socorristas a estar inscritos en el registro de profesionales del deporte. Antes se podía ejercer de socorrista después de pasar un curso de 100 o 150 horas. En la actualidad se exige una formación reglada de 1155 horas.
La legislación de las piscinas está regulado por las comunidades autónomas. En Cataluña no tener los socorristas que corresponden a una instalación por sus dimensiones tiene una multa de 6.000 €.
El socorrista salva vidas, pero sus funciones van más allá de una fortuita intervención para atender un accidente. El socorrista vigila el uso de las instalaciones acuáticas para evitar poner en riesgo la salud de los bañistas. Supervisa y hace cumplir las normas higiénicas de las instalaciones. Tiene conocimientos de primeros auxilios y sabe resolver emergencias médicas.
Es un trabajo que requiere de una buena preparación física que facilite el rescate de las personas que puedan estar en peligro, pero también necesita formación y práctica en primeros auxilios y conocimientos paramédicos.
Una piscina cubierta es un complejo deportivo, que para que funcione correctamente y los bañistas puedan disfrutar de ella, se necesitan profesionales de diferentes áreas que velen porque la jornada en la piscina transcurra con total normalidad.