No es ninguna novedad que nos encontremos en un período de plena explosión y expansión de las tiendas online, tanto de grandes firmas como multimarca. Tampoco lo es que el ritmo de cierre de comercios está siendo vertiginoso e incluso preocupante. Las novedades en la venta online las encontramos en la modificación de la experiencia del comprador y, en algunos casos –cada vez menos-, en los precios.
Más allá de los cambios, hay algo que permanece estático: se compra y vende un producto. Por lo tanto, el proceso de fabricación y distribución puede haber sufrido modificaciones tras el boom del comercio electrónico, pero no han sido sustanciales como para equipararlas a las transformaciones de la compra-venta final. De hecho, independientemente de si la tienda es física u online, hay un actor que parece inamovible. Se trata del mayorista.
El mayorista se presenta como una figura que intermedia entre el fabricante y el vendedor final, siendo también fabricante en múltiples ocasiones. Un buen ejemplo de su supervivencia en el mercado se halla en el sector Moda, concretamente entre los mayoristas de ropa de mujer, los cuales parecen haber sabido adaptarse al e-commerce a través de un cambio de público objetivo. En estos momentos, el clásico retail no cubre todas sus necesidades de ventas y las grandes empresas y numerosas PYMEs que han encontrado en Internet su vehículo de optimización comercial aparecen como los perfectos clientes a los que mimar y dedicar esfuerzos.
¿Dónde entra en este transformador panorama el fabricante de ropa de mujer, de hombre o de niños? En donde ha entrado siempre, en la creación del producto. Si el fabricante es, además, vendedor de ropa de mujer al por mayor, ha de agradecer la situación y aprovecharse de ella.
Los mayoristas de moda han encontrado un interesante filón en el comercio electrónico que, en nuestro país, comenzó con webs cuyo reclamo eran golosos descuentos en la venta final al internauta. Sitios como Privalia o Vente-privee impulsaron este mercado mediante eslóganes que incluían los porcentajes de la reducción del precio original. Otras páginas internacionales como Asos han desarrollado hasta marca propia tras las cifras de altísimo éxito obtenidas en sus primeros años de vida online. Los gigantes de la moda global no podían dejar escapar semejante oportunidad y mucho menos permitir el descenso de las ventas en sus tiendas asentadas en todas las ciudades debido al traspaso de compradores a las tiendas de Internet.
Como muestra perfecta de ello, Inditex ha ido implantando paulatinamente la venta de todas sus marcas en la red. Lo que empezó con una prueba con Zara Home ha desembocado en la aceptación de que el método basado en la confianza total en las stores ha muerto. Zara, Pull & Bear, Bershka… ya no hace falta ir a centros comerciales, la tienda está en casa.
De este modo, tanto a grande como a pequeña escala, el sector Moda, tan damnificado por la crisis económica, ha encontrado un bote salvavidas tan grande que en él caben también los mayoristas y los fabricantes. No sabemos si serán felices y comerán perdices pero, de momento, pueden no cerrar sus empresas.