Que una empresa debe superar un montón de obstáculos para conseguir tener éxito es algo que todos los empresarios conocen de primera mano incluso antes de llevar a cabo su actividad. Que una gran parte de esos obstáculos se sitúen en una parte determinada de la vida de una entidad es algo que también tiene su lógica. En especial, el inicio de la actividad conlleva una serie de peligros y de riesgos con los que hay que saber lidiar. Se trata de un momento fundamental. Si se sale ileso de él, las posibilidades de éxito aumentan de un modo exponencial. Si no, las posibilidades de caer en la batalla son prácticamente incontables.
Es precisamente en el inicio de la vida de una entidad cuando se produce uno de los mayores peligros para la misma: la burocracia. Los trámites que son necesarios para comenzar a desarrollar de un modo legal una actividad son increíbles. Hasta que un empresario ha conseguido sobrepasar todos los límites han podido pasar fácilmente de 3 a 6 meses, cuando no un año. Y eso sin contar el dineral que hay que destinar para ello.
Algunos medios han llegado incluso a considerar a la burocracia como una auténtica losa. Es el caso de Libre Mercado, publicación que, además, aporta datos que apoyan su argumento y que a más de uno pueden asustar: España publica cada año unas 900 leyes y un total de 960.000 páginas de regulación cada año. Es una auténtica barbaridad y una losa, tal y como lo define Libre Mercado. Y no sólo en el ámbito empresarial, sino en prácticamente todos aquellos que nos podamos llegar a imaginar. ¿De verdad es necesaria tanta burocracia en la sociedad de hoy en día?
Pero esta publicación no ha sido la única en atacar a la enorme cantidad de leyes, reglamentos, códigos o decretos que cada año se emiten en España. Hacerlo es algo propio de muchas entidades, muchos medios de comunicación y también muchas personas. Daniel Lacalle, un prestigioso economista, se mostró crítico con la burocracia en un artículo publicado por la Fundación FIDE en su página web. En dicho artículo, las declaraciones de Lacalle eran claras y contundentes: “la burocracia es el principal problema de la economía española”. Una economía que sigue padeciendo los efectos de la crisis y que tiene los pies de barro todavía. Lo suficiente como para que una regulación demasiado minuciosa la derribe. Además, y según Lacalle, la burocracia afecta sobremanera a la iniciativa privada, algo que sin duda es una condena para cualquier economía y su nación.
A pesar de que España es, como ya se sabe, un país cuya clase política se ha empeñado en regular y poner burocracia de por medio en lo que a la iniciativa privada se refiere, ésta poco a poco está encontrando la manera de conseguir que tanto papeleo no resulte demasiado molesto para su actividad. Por fortuna, existe una clase de personas y organizaciones que juegan el papel contrario al que representan los poderes reguladores y contribuyen a que cada vez sean menos las trabas para constituir un negocio. Hernández y Díaz Abogados cumplen precisamente ese rol.
Un problema que ataca desde diferentes flancos
La burocracia es un problema que ataca golpeando desde diferentes posiciones. No en vano, lo hace desde el punto de vista laboral, desde el penal, desde el civil y, cómo no, desde el mercantil. Y desde todos puede hacer muchísimo daño. Saber cubrirse ante estos peligros es elemental para conseguir que una empresa salga adelante cuanto más encima está el Estado de ella.
Los buenos abogados son como una trinchera perfectamente defendida durante el asedio rival. O como un parapeto en similares circunstancias. La protección que otorga un buen abogado es fundamental para garantizar que la burocracia ocupe todo el tiempo de un emprendedor que no vive para el papeleo, sino para el desempeño de la actividad que corresponde a su sector.
Será una guerra en la que jamás se verán banderas blancas. No tiene pinta de que el Estado español, cada una de las 17 comunidades autónomas o los municipios vayan a dejar de emitir leyes y más leyes. Ante eso, cubrirse las espaldas con un abogado seguirá siendo la alternativa a seguir por parte de los empresarios. Una alternativa que simplificará su papeleo, sus problemas y, por ende, sus disgustos.