El precio de la electricidad ha subido este año casi un 40%. El ahorro energético se ha convertido en una preocupación económica diaria. De usar unos electrodomésticos a otros, según la OCU, ahorramos entre un 10 y un 50% del recibo eléctrico. Veamos por qué sube la luz y cómo podemos compensar estas subidas desde casa.
El jueves 6 de octubre se alcanzó un nuevo máximo histórico. El precio de la electricidad se situó en 106 € el megavatio – hora. Esta no es más que la última manifestación de una escalada zigzagueante al alza que llevamos sufriendo desde enero del 2021. La primera quincena del año pasado disparó todas las alarmas, el recibo de la luz de los hogares españoles subió un 50% respecto a lo que se pagaría en condiciones normales. Lejos de parecer un fenómeno temporal, ese mismo año asistimos al verano con la luz más cara de la historia. Para aliviarlo, las eléctricas idearon la factura por tramos horarios, era más barato usar electricidad a altas horas de la madrugada que durante el día. El gobierno aprobó el bono social, bajó el IVA a un 7% y se planteó aplicar un impuesto a las eléctricas. Desde el último trimestre del año pasado, en que Rusia amenazaba con invadir Ucrania, cosa que se produjo en febrero de este año, el recibo de la luz no dejó de aumentar. Todos los economistas coinciden en que el precio de la energía y de los combustibles tiene un peso determinante en la alta inflación que vivimos hoy en día. Hoy por hoy, los hogares españoles gastamos una media de 60 € al mes en electricidad (impuestos incluidos).
En su propia web, la compañía eléctrica Endesa explica cuáles son los mecanismos que provocan la subida de la electricidad. Según ellos se debe a los costes de producción. Si produjéramos toda la electricidad que necesitamos con energías renovables, su coste sería más económico. La mayor parte de la electricidad se produce en centrales de ciclo combinado en las que se utiliza gas natural, por lo que el precio de la electricidad está determinado por el de este combustible.
Se puede pensar que la subida del gas natural se debe a la guerra de Ucrania, ya que afecta a las relaciones de Rusia, uno de los principales productores, con Europa. Pero desde la finalización de la pandemia hay un aumento considerable de la demanda de gas desde Asia, en concreto de China e India, que restablecieron la normalidad económica y social. Esto hizo que los productores subieran los precios, y Europa, una región importadora, tuvo que asumir la subida.
La Unión Europea aplica un gravamen a las centrales de ciclo combinado por la emisión de CO-2 a la atmósfera. Dado que la mayor parte de la electricidad se produce en estas centrales, esto influye en el costo de la energía.
España es el único país de Europa, en el que las eléctricas trasladan directamente las fluctuaciones del costo de producción a los recibos de suministro. Es decir, son los consumidores los que soportan los aumentos del precio del gas y la aplicación de los impuestos-multa europeos.
El precio del Kilovatio – hora está fijado en un sistema marginalista. Una subasta entre generadores de electricidad y compañías comercializadoras. Es el llamado punto de casación, la intersección entre el precio más alto que están dispuestos a cobrar los generadores por ofrecer la electricidad que producen y el precio más bajo que cobrarían los distribuidores a los usuarios. Se fija para cada tramo horario, y toda la electricidad se cobra a ese precio, con independencia de su coste de producción. Los usuarios pagamos la electricidad todo el tiempo como si se produjera por el procedimiento más caro.
El consumo eléctrico de los electrodomésticos.
Un 41% del gasto eléctrico de un hogar tipo se lo lleva el frigorífico y el congelador. Otro 25% se lo reparten entre la lavadora, el lavavajillas y la secadora. Solo estos electrodomésticos abarcan el 66% del consumo eléctrico de una casa. Otros electrodomésticos a tener en cuenta son el aire acondicionado, la vitrocerámica y la televisión, si bien el gasto eléctrico varía en función del uso. Un tercio de la electricidad de cada casa la consume el frigorífico. Ya que está enchufado a la red las 24 horas al día. Para ahorrar en electricidad tenemos que atender al consumo específico de cada aparato.
La Unión Europea cambió el 1 de marzo del 2021 la clasificación y etiquetado de los electrodomésticos en función de su eficiencia. Estableciendo unas categorías energéticas más precisas y añadiendo información valiosa sobre el consumo. En la etiqueta reglamentaria, encontraremos, además de la clasificación, un código QR con información más detallada, el consumo anual calculado de forma precisa y el nivel de ruido en funcionamiento expresado en decibelios.
La antigua clasificación como A, A+, A++ y A+++ (que eran sub-categorías) son sustituidas por A. B, C y D.
La A, que se representa en verde oscuro, identifica aquellos electrodomésticos que presentan una eficacia energética no conocida hasta el cambio de etiquetado. Son los que más ahorro energético propician.
La B, en un color verde claro, requiere un consumo de energía inferior al 25% para funcionar.
La C, identificado con un verde amarillento, tiene un consumo entre el 25 y el 30%
La D consume en funcionamiento entre un 30 y un 40%, se representa con el amarillo.
La E, de color anaranjado, tiene un consumo inferior al 50%. Es lo que hace 20 años se podía considerar como ahorro energético y que, sin embargo, hoy en día es un aparato que despilfarra electricidad.
Los grupos F y G, en color naranja, intenso y rojo, abarcan los electrodomésticos con mayor consumo, un agujero por el que se va engordando la factura de la luz.
Es importante atender a este etiquetado a la hora de adquirir un electrodoméstico que cubra nuestras necesidades y suponga un ahorro de electricidad. Según Megahogar, una cadena del sector, algunos electrodomésticos clasificados en clase A. llegan a producir un ahorro diario del 50% de la energía.
Tips para ahorrar electricidad.
Si además de adquirir electrodomésticos eficientes, haces un consumo responsable de los mismos, puedes ir rebajando poco tu recibo de la luz. En ocasiones, es tener un poco de cuidado y cambiar algunos hábitos.
En primer lugar, sustituye tu refrigerador viejo, con más de 10 años de antigüedad, por uno nuevo que consuma un tercio que el anterior. En la última década, la tecnología se ha centrado en alcanzar mayores niveles de eficiencia, y los motores de los nuevos frigoríficos y congeladores necesitan menos electricidad para funcionar.
Asegúrate de tener las puertas del refrigerador bien cerradas y de que las gomas sellan herméticamente, manteniendo la temperatura del interior. Estos electrodomésticos tienen un termostato interno que activan los motores cuando perciben que sube la temperatura, para mantener el nivel de frio para el que están programados.
Descongela tu frigorífico o tu congelador periódicamente. La escarcha produce una capa aislante que aumenta el consumo eléctrico hasta un 20%. Compra fruta y verdura de temporada, a ser posible de producción local. No requiere gran consumo de electricidad para su conservación.
Utiliza la lavadora y la secadora llenas, con eso ahorrarás agua y electricidad. La pondrás menos veces en funcionamiento.
En verano, gradúa el aire acondicionado a una temperatura soportable, en torno a los 24 grados. Vístete con ropa clara y ligera, que refleje la radiación solar. Piensa que cada grado que subas el aire acondicionado supone un 7% más de consumo eléctrico.
En invierno, si tienes estufas eléctricas, sustitúyelas por otras de gas. Son más eficientes y consumen menos energía. Al igual que con el frío, programa una temperatura adecuada, no se trata de ir en manga corta por casa en pleno enero. Enciéndelas 15 o 30 minutos antes de ocupar una habitación, el tiempo suficiente para caldear el espacio. Regúlala o apágala cuando la temperatura esté muy alta, o cuando no vayas a estar en la estancia.
Si usas vitrocerámica u horno eléctrico, apágalo pocos minutos antes de terminar de cocinar. No se enfrían automáticamente, mantienen un calor residual que permite seguir cocinando los alimentos.
No abuses de las planchas ni de las cafeteras eléctricas. Son pequeños electrodomésticos que consumen una gran cantidad de electricidad.
Apaga el ordenador cuando no lo estés utilizando. La computadora en modo espera llega a representar hasta un 70% del consumo diario. Esto sucede con otros electrodomésticos como la televisión. El piloto rojo que indica que está en stand by señala que está consumiendo electricidad. No es mucha, pero si lo vas sumando a lo largo de todo el año, suma un pico.
Acostúmbrate a desenchufar aquellos aparatos eléctricos, cargadores y transformadores que no estés empleando. Mientras estén enchufados a la red van consumiendo electricidad aunque no estén en funcionamiento.
La electricidad es un bien de primera necesidad. Fijar el precio de la luz no está a nuestro alcance, pero sí podemos mitigar el impacto que tiene en nuestro bolsillo, haciéndonos con electrodomésticos eficientes y realizando un uso responsable de ellos.