Una de las claves para salvaguardar la economía de un país o de una zona en concreto de él es, sin duda, la creación de empresas y de actividad económica. Sin este tipo de entidades, sería completamente imposible que un lugar terminara de desarrollarse. Dicho desarrollo dependería única y exclusivamente del sector público y ya hemos visto, en infinidad de ocasiones, que este es limitado y que no puede abarcarlo absolutamente todo. Las empresas son necesarias y, si se imposibilita o se ponen trabas a su creación o crecimiento, las consecuencias recaen sobre la sociedad y la economía en la que pretenden encuadrarse.
A día de hoy, no es sencillo levantar una empresa. Y no, no lo decimos a causa de la pandemia, sino que es algo que, ya de por sí, era una realidad en prácticamente todo el mundo. Los gobiernos piden una serie de requisitos a estas entidades, que se ven obligadas a sacrificar parte de su tiempo y de sus recursos a cumplir con las obligaciones que les son impuestas desde el sector público. Eso multiplica los riesgos. Por eso, el emprendedor de hoy en día debe tener la cabeza bien amueblada para minimizarlos en la medida de lo posible.
En la página web de Compromiso Empresarial se recoge el ‘top ten’ de los riesgos a los que están sometidos las empresas en la actualidad, que es el que os mencionamos a continuación:
- El daño a la reputación de la marca es como un cuchillo que se clava directamente en nuestro corazón. Tiene unos efectos mortales.
- La desaceleración económica impide que la empresa recupere, tras una crisis, sus valores de facturación y beneficios previos a la misma.
- El aumento de la competencia, como siempre, hace que nos quebremos la cabeza.
- Los cambios reglamentarios y legislativos, esos que decimos que tienen que ver con el sector público, también tienen una influencia negativa.
- El delito cibernético es un riesgo ante el que, por suerte, cada vez hay más protección.
- No innovar, como en todos los ámbitos de la vida, hace que nos quedemos rezagados con respecto a nuestra competencia.
- La no capacidad de retener a los mejores talentos hace que, de alguna manera, esa innovación de la que hablamos en el punto anterior no se pueda producir.
- La interrupción del negocio es, para muchos, el riesgo más grande.
- La incertidumbre es, desde luego, un factor que genera una influencia tremenda a la hora de desempeñarnos en nuestra actividad día a día.
- La responsabilidad civil de nuestros actos es, por si fuera poco todo lo anterior, otro de los grandes miedos de los emprendedores.
Estos riesgos son los culpables del cierre de empresas en todo el mundo, Según la página web EAE, en su sección de Retos Directivos, en España quebraron 5.510 empresas a lo largo del año 2015, una cifra que pone de manifiesto que los peligros son reales y que, desde luego, afectan a muchas más entidades de las que podríamos llegar a pensar. Y en ese dato, por supuesto, no se incluyen todas esas empresas que se encuentran al borde del colapso pero que continúan con su actividad a pesar de no generar el beneficio suficiente como para cubrir sus gastos.
Los riesgos a los que se enfrentan las empresas son muchos y sus dirigentes deben agudizar el ingenio para tratar de esquivarlos y continuar con su actividad de la mejor manera posible. En España, un país en el que la inmensa mayoría de las empresas son pequeñas o medianas, muchos emprendedores han encontrado en la externalización de algunos trámites una manera ideal para encontrar el tiempo necesario para dedicarse en exclusiva a la labor propia de sus respectivas empresas, pudiendo de este modo tener el tiempo suficiente para identificar errores e implementar mejoras. Los profesionales de Bufete Albanés, abogados especialistas en derecho bancario en Madrid, nos comentan que los servicios que más se delegan por parte de los empresarios españoles incluyen todo lo que tiene que ver con seguros o con Derecho Mercantil.
Las pymes, las empresas que más riesgos asumen
Es algo que seguro que muchas de las personas que estáis leyendo este artículo esperabais. Las pequeñas o medianas empresas son las que tienen una mayor dificultad para lidiar con todos esos riesgos de los que os hemos ido hablando. Y no es para menos. Además de que esos riesgos se mantienen intactos para ellas, no disponen de la capacidad económica suficiente como para emplear parte de su personal para eliminar la totalidad de dichos peligros. Por eso, externalizar algunos de sus cometidos a través de un bufete de abogados se ha convertido en una cuestión tan común en los tiempos que corren, tanto en España como en cualquier otro país. Por suerte, eso les está permitiendo salir adelante incluso en momentos tan complicados como el actual.